La VIS Foundation, Organización No Gubernamental (ONG), sin fines de lucro, que se dedica a promover políticas internacionales en favor de la asistencia y la enseñanza de calidad en favor de los niños y jóvenes más pobres en diversas partes del mundo, ha llevado a cabo este año (del 23 de enero 23 al 7 de febrero del 2013) una misión humanitaria en África. El objetivo era llevar un poco de esperanza y ayuda práctica a una población que vive en un continente devastado por una pobreza inmensa y otros serios problemas sociales. En otras palabras, la misión de los voluntarios de la VIS buscaba cooperar al desarrollo de algunos países ubicados en el este de África, alrededor del lago Victoria: Kenia, Tanzania, Ruanda y Uganda.
Antes de compartir con los amigos y bienhechores de la VIS Foundation, la historia de esta última misión humanitaria, quiero expresar mi profunda gratitud a los demás miembros de la delegación que me han acompañado en esta aventura: el P. Arquímedes Sánchez y Francesco Grauso. También quiero expresar mi agradecimiento a todas las personas que en África nos han recibido con una caridad impresionante, así como a todos aquellos que de alguna manera nos ayudan a llevar adelante nuestros objetivos solidarios. Una de las experiencias más enriquecedoras que he vivido en mi compromiso humanitario, en diversas partes del mundo, es la constatación de tanta gente que está siempre dispuesta a intervenir, con sus propios recursos, para satisfacer las necesidades de los demás, sin otro deseo que el de amar y dar lo mejor de sí mismos a los más necesitados.
Nuestra delegación salió de Roma el 23 de enero hacia Nairobi, vía Doha (Qatar). Al llegar a la capital de Kenia, nos dirigimos a Kisii, concretamente al Tabaka Mission Hospital. Después de un viaje largo y cansado, fuimos recibidos por el P. Raphael Wanjau, superior de la comunidad, y por todos los Padres Camilos que dirigen la misión. Visitamos el hospital y la escuela de enfermería (con 130 alumnos). En la sala de urgencias había una frenética actividad: llegaban continuamente personas heridas a machetazos o con flechas clavadas, mujeres listas para dar a luz, enfermos de malaria en peligro de vida, etc. Hemos compartido estos días con un grupo de médicos voluntarios sicilianos. Tuvimos además a oportunidad de pasear por la zona y conocer la gente del lugar.
Muy impresionante fue la visita al hospital que los Padres Camilos han abierto en Karungu, a orillas del lago Victoria. Llegamos ahí tras un viaje de dos horas desde Tabaka. Fue una aventura; tuvimos que recorrer terracerías llenas de enormes baches y numerosos controles de parte del ejército. En ese lugar, el P. Emilio Balliana abrió hace doce años un orfanato para setenta niños y niñas enfermos de SIDA; se llama “Dala Kiye”. Además ofrece, entre otras cosas, 350 comidas al día para las personas más pobres de la zona. Estuvimos con los huérfanos, jugamos un rato con ellos y visitamos sus residencias.
Al regresar a Tabaka Mission Hospital, hablamos con los misioneros para identificar un proyecto que nuestra Fundación pudiera financiar. Finalmente se decidió apoyar la creación de una nueva escuela infantil, en favor de los niños y niñas más pobres de la zona, dentro del terreno de la misión. Para ello, firmamos un pacto de colaboración entre los Padres Camilos y la VIS Foundation. Además, nuestra intención es la de financiar tres becas para estudiantes de la escuela de enfermería que no tengan la posibilidad de pagar sus colegiaturas.
En la mañana del 27 de enero nos fuimos a Nairobi y por la tarde tomamos el avión hacia Dar Es Salaam. Desde la capital de Tanzania llegamos, tras un par de horas en coche, al “Village of Joy”. Baba Fulgencio Cortesi, sacerdote pasionista misionero, fundador de la obra, nos recibió con gran alegría. Fue mi segunda visita a este maravilloso lugar que alberga a 120 niños y niñas huérfanos en ocho centros de acogida y ofrece escuelas de calidad a 700 alumnos, desde el preescolar hasta la secundaria. Lamentablemente la mayoría de esos pequeños sufre la malaria. Esta institución se encuentra a dos kilómetros del Océano Índico y está a 40 km de la isla de Zanzíbar por vía marítima. La VIS Foundation ha entregado al “Village of Joy” los fondos necesarios para instalar tres bombas de agua para los pozos; y nos hemos comprometido a enviar, en lo que queda de año, los recursos para otras dos más. De esta manera los niños tendrán acceso al agua necesaria para la subsistencia. En esos días hizo un calor tremendo… También visitamos el convento de las “Madres de los huérfanos “, una nueva congregación de monjas fundada por el mismo Baba Fulgenzio. Dios Nuestro Señor está bendiciendo a este instituto religioso con abundantes vocaciones. Durante la última noche unas 25 niñas nos cantaron para agradecernos la visita y el apoyo que les ofrecemos.
El 30 de enero nos dirigimos a Ruanda. Nuestro viaje a este país estuvo “en veremos” hasta el último momento debido a las actuales tensiones bélicas en la frontera con el Congo. Al final, gracias a Dios, fue posible llevar a cabo esta etapa de nuestra misión. Al llegar a Kigali, la capital, hacía bastante más fresco. A dos horas del aeropuerto se encuentra la Cité des Jeunes de Nazareth, en la ciudad de Mbare, diócesis de Kabgayi. Allí, nos recibieron las religiosas Abizera Mariya, una congregación ruandesa. El obispo diocesano y presidente de la Conferencia Episcopal de Ruanda, Mons. Smaragde Mbonyintege, nos acompañó durante la mayor parte del tiempo, incluso un día nos invitó a comer a su casa. El Nuncio Apostólico, Mons. Luciano Russo, nos honró con su compañía y afecto durante el segundo día de nuestra estancia. La Cité fue creada por voluntad del Papa Juan Pablo II después del terrible genocidio de 1994, que causó más de 800.000 muertes en tres meses, destruyó el país y dejó innumerables huérfanos de guerra. Este centro acoge a 400 niños pobres o abandonados en el internado, algunos de ellos enfermos de SIDA, y les ofrece el colegio, desde el preescolar hasta la secundaria. Fue particularmente emotiva la Santa Misa con los chavales que cantaban con el auxilio de los tambores durante la liturgia, como es habitual en estas tierras. Disfrutamos mucho el espectáculo de cantos tradicionales y bailes africanos que nos ofrecieron.
Aproveché para visitar un monumento en memoria del genocidio, así como la Catedral de Kabgayi, la primera del país. Entre la Cité y la VIS Foundation se estableció un pacto de colaboración para apadrinar a diez niños huérfanos. No puedo olvidar la celebración eucarística en honor de P. Vjeko Curic, un franciscano cruelmente asesinado hace 15 años y que fue un misionero ejemplar y muy activo entre los más pobres: la gran multitud de fieles que participaron me conmovió sobremanera.
La última etapa de la misión se llevó a cabo en Uganda. Es un país muy bonito, la “Perla de África”, como los ruandeses la definen, que ha sufrido en su historia reciente dictaduras y guerras de extrema violencia y crueldad. Llegamos el 2 de febrero al aeropuerto de Entebbe, en las afueras de la capital Kampala. A una hora de distancia se encuentra la casa de las hermanas Siervas de Eucaristía, donde nos alojamos. Las monjas han abierto allí una escuela infantil para más de 200 niños y niñas. A más de cinco horas de distancia, pasando por el lugar donde nace el Nilo del lago Victoria, las religiosas tienen una misión en la Diócesis de Tororo, precisamente en Mulagi, cerca de Mbale, a 60 kilómetros de la frontera con Kenia. La pobreza de esas zonas es increíble. Allí, las hermanas han construido un dispensario médico muy completo y bien equipado, así como una escuela de formación profesional, el “Mulagi Vocational Training Institute”, para 200 chicas que aprenden informática, secretaría, costura y cocina. De esta manera, las alumnas se forman para librarse de la violencia de género y de cualquier forma de explotación y abusos. Los estudiantes y los profesores nos recibieron con cantos, bailes y una hospitalidad ejemplar. La VIS Foundation financiará becas para diez alumnas que no tengan la posibilidad de para pagar por sus estudios.
Durante nuestra estancia en Mulagi, nos reunimos con el Obispo de Soroti, Mons. Emmanuel Obbo, vicepresidente de la Conferencia de los Obispos de África del Este. Su diócesis se encuentra en el interior de la selva, en una zona que ha sufrido continuamente la violencia de las guerrillas rebeldes. Mons. Obbo nos recibió con mucho cariño, concelebramos la Santa Misa y compartimos la cena. La última etapa de nuestra misión en Uganda se desarrolló en Namugongo. Allí visitamos el centro de formación de las Siervas de la Eucaristía y el santuario de los mártires de Uganda: Lwanga, Kisito y compañeros. Agradezco de manera particular a la hermana Josefina Boscato, fundadora y directora de la misión, por todas las atenciones que nos brindó durante esos días.
Podría seguir hablando mucho de África, de su sol, su cielo, su naturaleza, su fauna, sus colores, su encanto… He regresado a casa con el así llamado “mal de África”, enamorado de esa tierra extraordinaria y de esa gente profundamente humana, amable, alegre, jovial y juvenil. Es conmovedor contemplar cómo la semilla de la fe cristiana madura en ellos con particular entusiasmo y generosidad. Espero que la VIS Foundation acreciente cada vez más su presencia en este maravilloso continente negro, siempre maltratado y explotado, que te roba el corazón y te regala la emoción de una nueva vitalidad.
P. Cavallé Miguel Puig, L.C., fundador y presidente de la VIS Foundation